bookmark_borderThe Facebook Papers: un salón de rumores mal comprendido

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Imaginemos una reunión social (boda, graduación, aniversario, etc.) de entre 500 y 2000 personas. Inicialmente se observan mesas de entre 8 y 12 personas bien ubicadas y diferenciadas, quiza en grupos de amistad, parentesco o por algún criterio extraño para que sea un salón ordenado, con espacios claros: el bar, la pista de baile, área de fumadores y las mesas.

Con el pasar de las horas, la dinámica cambia, los asistentes se movilizan y la estructura inicial queda en el olvido. Los asistentes encuentran conocidos que no sabian que estarían presentes, brindan y bailan con desconocidos y crean nuevos lazos de amistad. No resulta extraño que surjan relaciones de nogocios o amorosas, en fin toda una interacción social con resultados inesperados. No pueden faltar por supuesto las miradas de envidia, los comentarios ofensivos y hasta uno que otro enfrentamiento verbal o físico cuando las cosas suben de tono. En cuestion de horas, aquel salón bien estructurado y ordenado se convierte en un salón de rumores mal comprendido.

¿Se parece la visión sugerida a la plataforma Facebook?… es una analogía que surgió en mi mente tras leer e investigar sobre los Papeles de Facebook, un escándalo que surgió a inicios de octubre de 2021, cuya protagonista principal es la ingeniera y científica de datos Frances Haugen, que en septiembre compartió documentos internos de Facebook con autoridades estadounidenses. Ella afirma que investigaciones internas de de la compañia revalaron que la red social amplifica el odio, la desinformación y la inestabilidad política, sin embargo, Facebook esconde toda esta preocupante situación. En una entrevista con el programa 60 minutos dio a conocer lo siguiente

Lo que observé una y otra vez en Facebook fue un conflicto de interéses entre lo que es bueno para el público y lo que es bueno para Facebook… pero la compañía eligió siempre por optimizar lo que es bueno soló para sus interéses y cómo ganar más dinero

Haugen ha trabajado por al menos 15 años en compañias muy importantes, entre ellas Google, Pinterest y finalmente en Facebook, la que decidió dejar en mayo, pero no sin antes de hacerse, de forma cuestionable, con copias de miles de documentos internos que son la base de su denuncia, la que inicialmente fue anónima, pero que decidió dar la cara y mostrar al mundo lo que sucede dentro del gigante de las redes sociales.

Un punto clave para comprender lo que Haugen denuncia es el cambio introducido en 2018 por Facebook en el funcionamiento de sus algoritmos. Con la actualización implementada el programa decide que publicaciones se muestran al usuario, utilizando el historial de aquellas publicaciones identificadas como de mayor interés para el propio usuario, con el objetivo de generar mayor interés y mayor tiempo de conexión con la aplicación. Según Haugen

Facebook reconoció lo peligroso del algoritmo para las elecciones de 2020 en Estados Unidos, por lo que desabilitó este comportamiento, pero al terminar el proceso de elección presidencial, nuevamente fué habilitado… lo que es una grave traición para la democracia

En un comunicado oficial, Facebook indicó

Si alguna investigación hubiese encontrado una solución a un reto tan complejo, la industria tecnológica, los gobiernos y la sociedad ya hubieran solucionado el problema hace mucho tiempo.

Todo empresario de espacios de convivencia social sabe que su negocio es un lugar de reuniones de donde surgen relaciones de todo tipo. Sucede en los salones de eventos como el descrito inicialmente, pero también pasa en restaurantes, cafeterías, bares, salones de belleza y muchos más. La genialidad de las plataformas de convivencia virtual es haber logrado generar ingresos extras, aprovechando esa aglomeración de millones de personas las 24 horas del día, con diversidad de intereses, formas de pensar y concebir el mundo.

Si regresamos a la analogía del salón de eventos, no resulta sorpresivo que en los grupos que se forman entre los asistentes, opera una dinámica similar al algoritmo explicado por Haugen. Cada grupo habla de un tema de interés común, que se retroalimenta con comentarios y opiniones sobre el mismo tema, que hace que todos sigan con el interés de hablar de lo mismo, como si aquel tema fuera lo más importante para la socidad, algo de lo que depende el mañana de la humanidad. Sin embargo, lo que se comenta en la mayoría de los grupos, no es más que un momento de charlas irrelavantes para el resto de los otros grupos del salón.

Para muchos la situación que afronta Facebook es la peor crisis en sus 17 años de historia, algo que seguramente marcará un antes y un después. En Estados Unidos se desarrolla un momento clave para la relación entre la Tecnología y el Derecho. De la pugna entre los denunciantes y el sector político contra el gigante de las redes sociales surgirán criterios, directrices y normativa que de no realizarse de forma responsable, afectará una dinámica impresionante y de gran utilidad para millones de personas alrededor del mundo.

Se reclama que Facebook no hace mucho por las actitudes de los usuarios, algo que me hace plantear las siguientes inquietudes:

  • ¿Es Facebook o cualquier otra compañía responsable de lo que transita en sus plataformas?
  • ¿Es factible y razonable hacerle responsable?

Si algún lector considera responder las preguntas planteadas, debe recordar siempre la analogía del salón de eventos.

Considero que las preocupaciones sobre los efectos de la interacción en redes sociales es algo útil y necesario, pero es solo un pequeño aspecto de un problema más grande, algo que lamentable y peligrosamente es mal comprendido por quienes hoy ponen el grito en el cielo. Irónicamente se acude al gobierno a solicitar apoyo contra un peligro o daño social, cuando la manipulación social ha sido, es y será algo de mucho interés para los políticos y gobernantes.

A título personal me sorprende lo que sucede en Estados Unidos, me parecería más lógico en Europa, donde existe una infraestructura normativa más formal y agresiva de control tecnológico, reforzada por una tradición jurídica paternalista de larga trayectoria. Las reflecciones sobre los efectos –positivos y negativos– de la tecnología en la sociedad no son nuevas, pero hoy van tomando importancia en diversos grupos de la sociedad, algo que en principio es positivo, sin embargo, existe el grave riesgo de abordar la situación con poca o ninguna comprensión sobre lo que es tecnología y como ha sido pieza clave para el progreso humano.

En los próximos meses la humanidad atestiguará como lo jurídico aborda lo tecnológico. Seremos testigos del juicio del salón de los rumores. Ojalá se haga de la mejor manera posible, de tal forma que se logre un equilibrio entre los intereses de los creadores de tecnología y los derechos de los usuarios y la ciudadania en general.

Bibliografía

bookmark_borderCertificado digital COVID-19: el dilema entre privacidad y salud pública

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La pendemia que mantiene al mundo entero en crísis sanitaria desde el primer trimestre del año 2020, ha provocado a su vez un decaimiento global en la economía de grandes proporciones. Desde que inició el proceso de vacunación, se vislumbró que en forma paralela debe abordarse la recuperación económica, lo que ha generado diversas iniciativas y políticas públicas sobre como asegurar un retorno seguro a la actividad productiva de millones de personas. La Unión Europea experimentó en el denominado Espacio Schengen, una disminución de circulación sin presedentes desde su habilitación en 1995.

Con miras a buscar soluciones en la circulación segura de los ciudadanos de países miembros, la Comisión Europea emitió el 17 de marzo de 2021 un comunicado al Parlamento Europeo, denominado Por una senda común hacia una reapertura segura y sostenida. En su parte introductoria el documento establece La presente Comunicación traza el camino hacia una política ponderada y un enfoque común de la Unión, señalando los pasos que debemos dar para recuperar lo antes posible nuestras costumbres de vida europeas, si bien de forma segura y sostenible, tomando el control sobre el virus.

El documento establece en la sección número 3, una reapertura segura, con una recuperación de la libertad de circulación en condiciones de seguridad, disponiendo además adoptar una propuesta legislativa que establece un marco común para un certificado verde digital. El 20 de mayo de 2021 el Parlamento Europeo y el Consejo llegaron a un acuerdo con respecto al certificado digital COVID de la Unión Europea, el cual entró en vigor el 1 de julio en toda la Unión. La normativa establece 3 tipos de certificados que establecen si la persona:

  • Ha sido vacunada contra COVID-19
  • Se ha realizado una prueba con resultado negativo
  • Se ha recuperado de COVID-19

El certificado es gratuito, podrá ser extendido y verificado en todos los países miembros de la Unión, tanto en centros de pruebas o autoridades sanitarias, como directamente en los portales de salud electrónica. Puede almacenarse en un dispositivo electrónico o utilizar la versión en papel, con su respectivo código QR y la firma digital que respalda la autenticidad del certificado y evita su falsificación. Los certificados pueden validarse a través del portal creado por la Unión Europea, que no requiere de los datos personales del titular. El certificado COVID-19 de la Unión Europea no es el primero de su clase, ya que países como Israel y China lo implementaron en febrero y marzo de 2021 respectivamente.

A pesar del entusiamo de las autoridades de la Unión, diversos sectores han expresado que la medida puede atentar contra el Derecho a la Privacidad y generar discriminación. Se ha señalado que la implementación del certificado, no debe afectar los derechos establecidos en la normativa vigente de Protección de Datos Personales. Adicionalmente, debe aclararse a la ciudadania que el Certificado no es un documento obligatorio, pero si mejora las condiciones de movilidad entre países, ya que exime de restricciones vigentes, como la obligatoriedad de una cuarentena. La mayoría de las preocupaciones se fundamentan en que los datos que recoge el certificado son clasificados como sensibles, por ser información médica del titular y que el Reglamento General de Protección de Datos prohibe su tratamiento.

¿Qué pasa en Estados Unidos?

Debido al sistema jurídico norteamericano, la implementación a nivel federal de un certificado digital único y centralizado no es una tarea sencilla. Desde marzo de 2021, la administración de Biden en cooperación con compañias privadas iniciaron esfuerzos por proveer una solución estandarizada enfocada en la nueva normalidad. Existen implementaciones aisladas en algunos estados como California, Luisana y Nueva York, que ofrecen a sus residentes plataformas web y aplicaciones que permiten verificar los registros de vacunación. También existen iniciativas como la Vaccination Credential Initiativa (VCI), que agrupa al menos 300 organizaciones privadas y públicas, cuyo objetivo es proveer un formato único para diversos mecanismos de validación, al que se le denomina SMART Health Card. Otra plataforma interesante es CommonPass, que ofrece a los usuarios informar de una forma segura el estatus de su salud respecto del COVID-19, lo que les permite retomar sus actividades laborales, escolares y de viajes. Expertos en el tema advierten que, en la implementación de un certificado o pasaporte digital para el COVID-19, la administración estatal debe competir con al menos 20 iniciativas existentes identificadas y además asegurar la privacidad de los datos de los usuarios.

Resulta evidente que la forma norteamericana y la europea de tratar la implementación de un certificado digital para el COVID-19 son muy diferentes. En los próximos meses posiblemente podrá evaluarse el resultado de ambas tradiciones jurídicas.

¿Y Latinoamérica?

Tras la entrada en vigencia del certificado COVID-19 en la Unión Europea, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, recomendó evaluar la implementación de medidas similares en Latinoamérica, lo que ayudaría a facilitar los viajes de turistas de esos países a la Unión Europea. La vacunación tiene un aspecto complejo derivado de las diferentes opciones de vacuna que existen alrededor del mundo. La Unión Europea a través de la Agencia Europea de Medicamentos, únicamente ha aprobado las vacunas Johnson & Johnson, Moderna, Pfizer/BioNTech y AstraZeneca. En Latinoamérica, diversos países estan utilizando vacunas de China y de Rusia, lo que podría afectar la circulación de ciudanos de esos países en la Unión Europea y Estados Unidos.

Desde mayo de 2021, se dió a conocer una alianza de 6 países en America del Sur para implementar un certificado de vacunación COVID-19. Actualmente Colombia, Brasil, Perú, Uruguay, Chile, Argentina y Ecuador cuentan con implementaciones digitales para verificación de vacunación de sus ciudadanos. En algunos casos han existido inconvenientes, como el caso de Colombia, que por dudas del manejo de los datos sensibles de los usuarios, ha tenido que suspender su implementación momentaneamente.

La batalla mundial contra el COVID-19 ha encontrado en la tecnología un buen aliado, pero su implementación no es algo sencillo, sobre todo por la dificultad de abordar soluciones únicas e integrales.

Bibliografía